En los últimos años ha crecido la asistencia a las salas de cine, una tradición que parecía haber entrado en decadencia. En la capital existen salas de cine comercial, las cuales son manejadas, en su mayoría, por dos grandes empresas mexicanas; también se encuentra la Cineteca Nacional, un recinto administrado por el Gobierno federal que apoya las nuevas propuestas de cine mexicano y que proyecta cine de arte. Y finalmente, aunque en una situación más bien crítica, existen pequeños cineclubes, la mayor parte establecidos en importantes escuelas, que proyectan películas clásicas y contemporáneas.